sábado, 15 de julio de 2017

U1,S2,A1 Linea

Del sistema “presencial”, del “abierto” y del “abierto a distancia y virtual"


Al haber estudiado tanto en sistemas de educación abierto como presencial y haber interactuado en diversas ocasiones con el sistema virtual, es difícil no pensar en sus grandes diferencias y  terminar preguntándome a  mi misma  si soy capas de estudiar toda una carrera en modo virtual, habiendo odiando tanto el sistema presencial y disfrutando de mi soledad en el sistema abierto.

La educación virtual implica diferentes retos que difieren de los existentes en los sistemas de educación abierto (donde no existen aulas ni entornos virtuales que medien el aprendizaje) y de los sistemas presenciales (donde un maestro en un lugar especifico gruía tu aprendizaje).

Entre los grandes cambios se encuentra la mudanza de buena parte de las actividades a una plataforma virtual.

Lo que en el sistema abierto es una educación eminentemente individual, en que las actividades y calificaciones solo dependen de ti. En el sistema virtual, tu esfuerzo y calificaciones dependerán en ocasiones de trabajos colaborativos con gente con sus propios objetivos, intereses y prioridades, lo cual difiere poco del sistema presencial exceptuando por la facilidad de omitir y desentenderse de las responsabilidades propias.

Respecto a las evaluaciones,  lo que fuera en sistema abierto una cuestión de aciertos y errores valorados por una máquina, en el sistema virtual pasa a ser una combinación desconocida de logaritmos y quizás una suerte de popularidad de facebook con tu profesor, aunque en el sistema presencial es... una combinación de cosas de las que no tengo ninguna certidumbre.

La participación en el sistema presencial se caracteriza por manos levantadas y ocasionales abucheos y susurros como “ya oíste esa mamada”, “uff”, “él otra vez”, miradas homicidas o caras de aburrimiento que median la participación de los presentes. En los foros virtuales las intervenciones se convierten en discursos interminables de argumentos cuestionables y mal escritos –pues hay que admitir que hablamos mejor de lo que escribimos y sin un interlocutor que te intimide los dedos se liberan de cualquier mesura-.

Las garantías del sistema presencial del “cara a cara” desaparecen  junto con la posibilidad de diálogo o confrontación con tu docente y compañeros, y se limita a mensajes libremente gestionados por el destinatario. Claro está que este tema y el anterior no es algo que suceda en el sistema abierto.

Pero no todo es terrible, es importante recordar que son diferentes sistemas que ofrecen oportunidades únicas y  cada uno tiene sus pros y contras que afrontamos tal como  afrontamos cualquier otra cosa en la vida, de tal forma que con suerte  "eso" que nos pareció en algún momento una desventaja se convierte en una virtud.

Comparado con el sistema presencial podemos poner “pausar” ajustar la velocidad x2 o x.5, “repetir”, “suprimir”, “ignorar”, “siguiente”, “siguiente” y así hasta el fin. Podemos disponer de nuestro tiempo y gestionarlo de forma productiva -en lugar de pasar 8 horas en aulas- sumando todas la virtudes de un sistema flexible  (que omito aquí pues ya son ampliamente conocidas y repetidas).

Cualquier duda puede ser expresada a tu docente y compañeros –y rogar por que no te confundan más- pero la posibilidad de que alguien te ayude es mejor que la del sistema abierto. Y si una tarea te parece especialmente difícil tendrás consuelo al saber que seguramente  otro al igual que tu, está pasando mal ese periodo.

Entre tanto yo extrañaré la vida de ermitaño que tanto  disfruto e intentare habituarme a un sistema que demanda mi participación con otros en este entorno virtual.

Esta historia continuará... 

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